La mejora de la eficiencia y ahorro energético es una de las prioridades en materia de energía, no sólo de la administración pública, sino también para los diferentes sectores económicos: comercio, transporte, sanitario, hostelería, edificación, industria… La eficiencia energética es una exigencia que abarca todo tipo de instalaciones. En la Unión Europea existe un marco común para fomentar la eficiencia energética y establece acciones concretas con el fin de alcanzar el considerable potencial de ahorro de energía.
En los últimos años y pensando en el cambio climático y el consumo de los recursos naturales de nuestro planeta, cada vez se plantean más legislaciones que cuiden y tengan en cuenta todos estos aspectos y favorecer la eficiencia energética como prioridad máxima en todos los países.
A continuación, te contamos una serie de razones que demuestran la importancia de evaluar periódicamente las instalaciones de alumbrado público y medir su eficiencia.
Se trata de saber en qué manera se puede ahorrar. Por ejemplo, en cuanto al tema que nos atañe: la iluminación, el consumo eléctrico del alumbrado público puede suponer el 50% del consumo total en los Ayuntamientos. Por tanto, merece la pena invertir esfuerzos en disponer de una iluminación más eficiente con el mínimo consumo eléctrico.
La siguiente razón por la que evaluar las instalaciones de alumbrado público es para conocer cuánto se consume en cada punto y cuáles son los los ‘puntos negros’ de consumo energético y los niveles de iluminación. Se debe seleccionar la clase de alumbrado o nivel de iluminación para satisfacer las exigencias de alumbrado que se necesitan para la citada situación.
Los proyectos de renovación o mantenimiento de alumbrado público requieren altas inversiones. Es muy importante definir un plan de acción para identificar cuáles son las actuaciones prioritarias que consigan un mayor ahorro energético. Priorizar las actuaciones a desarrollar es clave para obtener un ahorro energético con el menor coste posible.
Las instalaciones de alumbrado público requieren un proceso de evaluación para no hacer gastos innecesarios en el mantenimiento. También es importante revisar la finalización de las garantías.
Como puedes comprobar, las instalaciones de alumbrado público tienen una importante repercusión en más aspectos de nuestra vida diaria de lo que a priori pensamos. El correcto mantenimiento y la evaluación de estas instalaciones no sólo garantiza nuestra seguridad en las horas de falta de luz solar, sino que también permite mantener y mejorar la sostenibilidad de nuestro planeta.
Al mejorar la eficiencia energética disminuimos los costes de energía y contribuimos a construir la sociedad de desarrollo sostenible que necesitamos para garantizar el futuro de las próximas generaciones.
Empecemos por lo básico, ¿qué es el alumbrado público? Como te habrás imaginado, este sistema es el que permite que tengamos luz en las ciudades cuando es de noche. Obvio, ¿no? Técnicamente, consiste en el servicio público que alumbra las vías públicas, parques y otros espacios de libre circulación que no son propiedad privada ni están a cargo de ninguna persona jurídica o natural.
El objetivo principal es proporcionar a los habitantes de una ciudad o municipio la visibilidad adecuada para que puedan desarrollar sus actividades con naturalidad durante las horas nocturnas.
Normalmente el alumbrado público es un servicio municipal, por lo que suele estar a cargo del ayuntamiento y los diferentes organismos públicos pertinentes la gestión energética de este sistema de luz nocturna.
No obstante, los ayuntamientos pueden delegar estas gestiones a empresas privadas especializadas en la materia con las que establezcan acuerdos de colaboración, siempre bajo la supervisión del organismo público para evitar cualquier tipo de incidencia o irregularidad.
Son muchos los factores que hay que tener en cuenta a la hora de gestionar el sistema de alumbrado en las ciudades: el análisis de las instalaciones, la evaluación de las medidas de mejora, la financiación del proyecto de servicios energéticos, la implantación de las medidas de mejora, explotación y mantenimiento, seguimiento del ahorro enerégico…
Es importante que todo siga estrictamente la normativa vigente y el reglamento de eficiencia energética de la Comisión Europea. De lo contrario, esto puede acarrear al ayuntamiento de la ciudad multas o sanciones cuantiosas.
También es fundamental tener un control absoluto sobre el correcto funcionamiento de todos los puntos de luz en la ciudad o municipio. Para ello numerosas empresas especializadas en la materia, como Suiphos, han desarrollado sistemas de gestión de trabajo y ahorro energético, registrando todos los puntos de luz de una ciudad para la administración del inventario, órdenes de trabajo, configuración de activos, telegestión y todo lo relacionado con la gestión energética.
Las interfaces de estas herramientas de control y aplicaciones son muy visuales e intuitivas. Por ejemplo, podemos visualizar mapas interactivos con todos los puntos de luz de un municipio y establecer una escala de color (rojo o verde, por ejemplo), en función de su funcionamiento. En el momento que los puntos verdes se vuelven rojos, esto permite saber a la persona al mando que hay un problema o un apagón, y mediante esta herramienta de gestión de usuarios, enviar inmediatamente al operativo más cercano para resolver la incidencia.