La carrera de los gobiernos, empresas y ciudadanos por conseguir una mayor la eficiencia energética se ha acentuado durante el siglo XIX. Un siglo en el que la sociedad cada vez es más consciente del efecto negativo que genera el crecimiento sin límite del consumo de energía. Esto se antoja insostenible en cuanto a términos medioambientales y económicos. Hoy vamos a hablar sobre la eficiencia energética en iluminación.
Según la Directiva Europea, la Eficiencia Energética se define como “la relación entre la producción de un rendimiento, servicio, bien o energía, y el gasto de energía”. Apostar por la eficiencia es ayudar a la sostenibilidad del planeta, que cada vez más se acerca a niveles de riesgo impulsados por las emisiones a la atmósfera que producen la combustión de energías fósiles.
Las auditorías energéticas de las empresas para reducir el consumo de energía se están volviendo más estrictas para hacer frente a las exigencias que requiere el compromiso con el medio ambiente. En 2011 la Unión Europea aprobó el Plan de Eficiencia Energética con el objetivo de conseguir un abastecimiento sostenible de energía y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por la quema de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), grandes culpables del cambio climático.
La eficiencia energética se puede aplicar de diferentes maneras en los diferentes sectores. Algo que afecta de manera transversal a todos los sectores es la iluminación. El consumo energético en iluminación supone una parte importante del total y tiene mucho potencial de ahorro, casi la mitad del consumo eléctrico total de un ayuntamiento corresponde al consumo del alumbrado público.
Según el Guía Técnica de Eficiencia Energética en Iluminación del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) y Comité Español de Iluminación (CEI), el alumbrado público en España supone un consumo eléctrico en torno a 2900 GWh/año, lo que implica el 1,8% del consumo eléctrico nacional y, es responsable de la emisión a la atmósfera de 1.740.000 Tm. de CO2 al año.
Lo relevante de este sector es que tiene una capacidad de ahorro medio de un 10%. ¿Por qué? Esto se debe a la escasa aplicación de nuevas tecnologías de eficiencia energética en iluminación hasta el momento, y a que los niveles de iluminación de las instalaciones que están por encima de los recomendados.
Para asegurar la eficiencia energética en iluminación, se deben regular los niveles de iluminación nocturna o “resplandor luminoso nocturno” en el cielo que ocasionan las instalaciones de alumbrado. ¿Cómo? Aplicando medidas para la regulación de la luminosidad, eligiendo otro tipo de lámparas, recomendando unas características fotométricas de los pavimentos y limitando el horario de funcionamiento o disminuyendo los niveles luminosos a ciertas horas de la noche.
La sostenibilidad ambiental permite satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin afectar la capacidad de las futuras, y promover el progreso económico y social respetando los ecosistemas naturales y la calidad del medio ambiente.
La sostenibilidad ambiental son todas aquellas acciones orientadas a mantener la diversidad y productividad de los recursos naturales a lo largo del tiempo. Es decir, el ser humano debe trabajar por la preservación de los recursos de la naturaleza fomentando una responsabilidad sobre lo ecológico y cuidando el entorno donde vive.
Gobiernos locales, nacionales, organizaciones sin ánimo de lucro, agencias de medio ambiente… todos los agentes implicados en promover el desarrollo sostenible de la economía y la sociedad, para que la especie humana se mantenga en equilibrio con los recursos de su entorno.
La forma de razonar del pensamiento sostenible pasa por explotar un recurso por debajo del límite de renovación del mismo. Una de las medidas que toman los sectores públicos y privados para ser sostenibles en materia de energía es el ahorro.
Una de las aplicaciones de la sostenibilidad ambiental para reducir el gasto de energía en el sector de la iluminación ha sido el desarrollo de la tecnología LED. Según un informe del Instituto Politénico Rensselaer, si se reemplazaran todas las bombillas por LED en todo el mundo, en 10 años se reduciría el consumo de carbón en casi 153 millones de kilolitros y se reducirían unas 10 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. Además se lograría un ahorro mundial de electricidad de 1.93 billones de dólares.
Todos los beneficios de las bombillas LED están relacionados con reducir el impacto sobre el medio ambiente, son reciclables y su vida útil se traduce en menos basura en los vertederos. Su eficiencia energética significa un gran ahorro en recursos de energía y de emisiones de CO2. Una sola bombilla LED evita la emisión a la atmósfera de 10 kilos de CO2 en 1 año.
En el mercado de luminarias han surgido todo tipo de productos que implantan tecnología LED para sustituirlos a la iluminación convencional, así el alumbrado es más eficiente energéticamente y se reducen los costes de mantenimiento en función de la durabilidad.
La gestión de activos de alumbrado a través de Suiphos supone la medición del consumo energético en tiempo real. Con esta información, los gestores son capaces de optimizar el gasto energético y detectar deficiencias para mejorar el servicio. Así se aumenta la eficiencia de la red de alumbrado y se reducen las emisiones de CO2, favoreciendo la sostenibilidad ambiental.